En todo período de la historia de esta Tierra; Dios tuvo hombres a quienes podía usar como instrumentos oportunos. En toda era hubo seres piadosos que reconocieron los rayos de luz que fulguraban en su senda y hablaron a la gente las palabras de Dios; todos fueron ministros de justicia. No fueron infalibles; eran hombres y mujeres débiles; sujetos a yerro; pero el Señor obró por su medio a medida que se entregaban a su servicio. Para quienes vivimos en esta etapa final del quehacer humano; este libro será una obra llena de consejos sabios e insturcciones muy apreciadas por todos los relacionados con el movimiento de esparcir la verdad salvadora y dar a conocer al Dios eterno.